No paramos de pasar de una alerta a otra pero no queremos dejar pasar este fin de semana sin hacer algo digno, así que decidimos irnos a la playa de La Arena para hacer un medio maratón con algo de desnivel. Hace tiempo dejamos sin terminar una ruta con Punta Lucero por culpa de un fuerte viento y hoy, aunque también hay mala previsión para la tarde, esperamos salvar la mañana.
| XTREM | CAT 1 | CAT 2 | CAT 3 | CAT 4 |
| Medio maratón La Arena | Muskiz | 22 km | 700 m+ | IR |
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Empezamos a correr desde el aparcamiento de la playa y empieza a lloviznar de salida. La cosa no pinta demasiado bien y no sabemos si podremos concluir la vuelta entera. Subimos a Montaño por la parte de atrás de Petronor, subiendo por una pista de fuerte pendiente que nos hace entrar en calor de golpetazo.
No hace nada de frío pero hay nubes por todas partes y sopla aire en el primer collado. La rampa ha sido dura para ser el inicio y llegamos justos arriba.
Dejamos la pista para meternos por un estrecho sendero que se dirige hacia la cima del Montaño. Hay algo de barro por las lluvias de estos días y nos cuesta bastante traccionar.
LLegados a la última subida, decidimos dejar la cima para otro día porque nos vamos resbalando y tomamos de nuevo la pista, esta vez de bajada hacia El Kardeo.
El abrigo del Montaño nos viene muy bien en su descenso. Llegamos al bidegorri y no cesa de chispear. Punta Lucero nos espera.
Pasamos por La Cuesta de Ziérbana y lo hacemos lloviendo, por lo que no podemos sacar ni una sola foto hasta casi llegar al alto de Punta Lucero. La lluvia nos da una tregua y hasta sale un tímido resol.
Las vistas desde aquí son impresionantes. Hacia un lado tenemos el Superpuerto de Bilbao, que ya ha ganado muchísimo terreno al mar.
Y por la otra parte tenemos las vistas de la playa de La Arena, con Cantabria detrás y un perfil montañoso precioso a orillas del Cantábrico.
Vuelve a llover mientras llegamos al búnker y nos metemos en él para un corto avituallamiento. La parada más larga la haremos en el coche, en cuanto bajemos de aquí.
Vuelve a parar de llover mientras iniciamos el descenso por el sendero, algo embarrado y resbaladizo. Este tramo es una gozada porque las vistas son espectaculares.
Llegamos al coche y tomamos un piscolabis antes de volver a ponernos en marcha. Había como un run-run en el ambiente que amenazaba parada definitiva en este punto, pero el tiempo nos da una tregua y apetece continuar con la carrera para llegar al objetivo de hacer un medio maratón.
El paso por las dunas de La Arena es una gozada. Nos ponemos en marcha rumbo a la Vía Verde de Itsaslur que bordea la costa vizcaína hasta llegar a la muga con Cantabria.
El río Barbadún desemboca en este punto y lo pasamos por un puente que tiene su inicio en la playa y que nos deja en la orilla de Pobeña.
Tenemos curiosidad por ver esta Vía Verde de Itsaslur. Está tan cerca de casa que nos sorprende no haber venido nunca a pasear por ella.
Y el inicio es alucinante. La belleza del Cantábrico se puede degustar perfectamente desde este mirador privilegiado. La pena es que empieza a llover con fuerza y tenemos que seguir sin hacer fotos.
Los vientos fuertes que daban para esta tarde parecen adelantarse un poco y pasamos un frío del copón en todo el tramo que nos lleva hasta Ontón por la Vía Verde del Piquillo, que conecta con la de Itsaslur cuando se pasa a Cantabria. La lluvia nos empapa de lo lindo y tenemos que echarle un par de huevos para llegar hasta el final.
El mar se encontraba en calma al inicio de la Vía pero empieza a picarse bruscamente. El Cantábrico es espectacular cuando se pone así de bravo.
Casi cuando estamos a punto de girar en la curva que nos deja de nuevo en La Arena, se despeja de golpe y luce el sol por un momento. La ruta nos regala un paso por el mirador sin lluvia, algo que disfrutamos sobremanera. ¡Vaya sitio más bonito!
Ha sido duro pero estamos cumpliendo los planes con nota. La distancia del medio maratón ya no tiene secretos para nosotros y ya olemos el coche.
Llegamos a la playa y este momento de tregua va a pasar enseguida. La tarde que viene tiene pinta de ser movidita.
Llegamos al coche con 22km recorridos y con la sensación de haber disfrutado muchísimo de una ruta espectacular que se ha hecho dura por las inclemencias del tiempo. Hay días que suben mucho la autoestima del deportista y hoy es uno de ellos.
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